Una investigación ha descrito cómo la posible alteración en la flora intestinal se relaciona directamente con el desarrollo de la esclerosis múltiple remitente recurrente. Para ello, se han utilizado dos biomarcadores indicativos de cambios en la microbiota, que han servido para trazar el proceso en el que la alteración en la barrera intestinal desencadena el proceso inflamatorio que afectaría al sistema nervioso.
Estudios previos ya habían vinculado la flora intestinal con la patología nerviosa, pero en esta ocasión se han descrito con detalle el comportamiento de los biomarcadores elegidos: los lipopolisacáridos de membrana bacteriana, asociado a alteraciones de la flora intestinal, y las proteínas LBP, tanto en modelo animal como en pacientes.
De hecho, una de las innovaciones del trabajo es haber logrado validar el modelo experimental habitual para el estudio de los procesos moleculares relacionados con la esclerosis múltiple, en el que se utiliza como organismo de ensayo la rata Dark Agouti, y confirmar que en él no se producen diferencias de sexo a la hora de desarrollar la patología.[Neurotherapeutics 2017; 14: 199-211]Escribano BM, Medina-Fernández FJ, Aguilar-Luque M, Agüera E, Feijoo M, García-Maceira FI, et al.
Fuente: Revista de Neurología
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