Se le suele echar la culpa a supuestos problemas cervicales, los que suelen ser la causa solo en el 1% de los casos. La importancia de su diagnóstico temprano
El mareo es un motivo de consulta muy frecuente, llegando a ser el tercero después de la fatiga y el dolor torácico. Ahora bien, la palabra mareo en sí no significa mucho en términos médicos porque puede ser el reflejo de síntomas muy variados y disímiles que pueden corresponder a causas diferentes.
Por ejemplo, si se le pide a una persona que tiene mareos que describa qué es lo que siente, encontrará respuestas de lo más variadas: “siento que las cosas se me mueven”, “siento que yo doy vueltas”, “me siento inestable”, “siento la cabeza vacía”, “estoy embotado”, “siento que me voy a desmayar”. Por este motivo, es clave entender que la causa subyacente a estos síntomas no parece ser única sino múltiple.
¿Qué es el vértigo? La persona percibe que él o el entorno se mueven, generalmente en forma giratoria, aunque puede ser en cualquier trayectoria. Este síntoma sugiere una disfunción del aparato vestibular, nuestro sensor de movimiento en el oído interno, o en ciertas áreas del cerebro que se encargan de procesar la información referente a nuestra posición y movimiento en el espacio
Desequilibrio, presíncope y vértigo psicógeno
Se llama desequilibrio a la sensación de falta de estabilidad sin percepción de vértigo. Esta sensación puede ser secundaria a causas variadas o múltiples como la afección de la sensibilidad en las piernas, de la visión, problemas osteo-articulares o una alteración cerebral para coordinar adecuadamente el movimiento.
Un presíncope es una sensación de pérdida inminente de conciencia que generalmente se presenta junto con debilidad, palidez y sudoración. Suele vincularse a una falla en el sistema nervioso autónomo para la regulación adecuada de la presión arterial.
Finalmente, se llama vértigo psicógeno o mareo inespecífico a la sensación de embotamiento, de cabeza vacía o de caminar sobre nubes. Puede encontrarse en contexto de cuadros de ansiedad, trastornos de ánimo o como secuela de cuadros vertiginosos en personas con personalidad predisponente.
Existen más de 30 causas diferentes para estos síntomas y cada una de ellas presenta un tratamiento y un pronóstico distinto. Por ello, resulta indispensable una evaluación por un especialista en neurotología, la subespecialidad encargada de estas patologías, para realizar el diagnóstico correcto y encarar el tratamiento.
Lamentablemente en la práctica diaria es muy frecuente que los pacientes deambulen durante años por distintos especialistas sin obtener un diagnóstico ni un tratamiento correcto. “Habitualmente la sintomatología se adjudica a un problema cervical cuando hoy sabemos que sólo en una mínima proporción de los pacientes (menos del 1%) es ésta la causa”, explicó el Dr. Darío Scocco, Jefe de la Clínica de Mareos, Vértigo y Desequilibrio del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO). La demora en el diagnóstico acarrea un aumento exponencial de todas las complicaciones de estos cuadros como: ausencia laboral, caídas, ansiedad, depresión, agorafobia, etc.
“Afortunadamente en los últimos 20 años ha habido una explosión de conocimiento y tecnología en esta área que nos ayuda a diagnosticar y a tratar estos cuadros en forma adecuada”, alentó el Dr. Scocco.
Un ejemplo de esto es el vértigo posicional paroxístico benigno, el más común en la práctica diaria y al que corresponden aproximadamente el 50% de los casos. Los pacientes con este cuadro experimentan breves e intensos episodios de vértigo al realizar cambios posicionales, típicamente levantarse de la cama, agacharse o levantar la cabeza.
Su causa es el estímulo de los sensores de movimiento en el oído interno por cristales de carbonato de calcio (otolitos), que se han desprendido de la membrana donde normalmente se encuentran. Este cuadro es fácilmente diagnosticado realizando maniobras posicionales (giros específicos del cuerpo y la cabeza), como la maniobra de Dix-Hallpike.
Su tratamiento es por medio de maniobras de reposición, donde por medio de movimientos específicos se conduce a los otolítos hacia el utrículo (un sector del oído interno), donde son asintomáticos. Su efectividad es muy alta, superando el 80% en un solo intento, y se incrementa si es repetida. Lamentablemente, en estadísticas mundiales, sólo al 20% de los pacientes se les ofrece un tratamiento adecuado.
Fuente: Infobae