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martes, 31 de octubre de 2017

La activación de células inmunitarias induce cambios de comportamiento

Fuente: Investigación y Ciencia
Ya se sabía que los linfocitos T modifican su metabolismo para satisfacer sus necesidades energéticas cuando se activan, pero se desconocía el efecto metabólico de su activación sostenida en el sistema inmunitario general y sobre el comportamiento. Para averiguarlo, investigadores del Centro RIKEN de Medicina Integrativa en Japón analizaron la activación de los linfocitos T en ratones modificados genéticamente para que carecieran del receptor de superficie PD-1, necesario para inhibir la actividad de este tipo de células. Los linfocitos T permanecen activados en ratones sin el receptor, una situación similar a la del sistema inmunitario de personas con ciertos tipos de enfermedades autoinmunitarias. En estos roedores, encontraron que los aminoácidos (las moléculas que construyen las proteínas) se agotaron en la sangre e incrementaron en los linfocitos T, siendo estos las responsables del cambio.
Los investigadores rastrearon los aminoácidos en distintos órganos, y comprobaron que la reducción de aminoácidos en la sangre se producía porque se acumulaban en los linfocitos T activos de los ganglios linfáticos. Concluyeron que las respuestas inmunitarias fuertes o de larga duración pueden causar cambios metabólicos en otras partes del cuerpo.
La siguiente pregunta que se plantearon fue si este agotamiento de aminoácidos realmente tenía algún efecto sistémico. Al analizar la bioquímica del cerebro, descubrieron que la activación prolongada del sistema inmunitario causa la reducción de ciertos niveles de aminoácidos en la sangre, especialmente de triptófano y tirosina. Como consecuencia, se reduce la capacidad de las neuronas para producir serotonina y dopamina, y a la larga, puede causar alteraciones en el comportamiento, provocando ansiedad y miedo excesivos. Las conclusiones del trabajo se han publicado en la revista Nature Immunology.
Los investigadores encontraron que la disminución de aminoácidos en sangre en los ratones sin PD-1 inducía cambios de comportamiento que se caracterizaban por la ansiedad y las respuestas de miedo exacerbadas, que podrían remediarse proporcionando una dieta rica en aminoácidos esenciales. «En general, los datos reflejan que la activación excesiva de los linfocitos T provoca un cambio en el sistema metabólico sistémico con consecuencias que se extienden mucho más allá del sistema inmunitario», explica Michio Miyajima, coautor del estudio.
Según Sidonia Fagarasan, autora principal del trabajo: «Nos fascinó ver que esto sucedía, ya que revelaba el poder del sistema inmunitario para influir en muchos aspectos de la fisiología del cuerpo, además de las infecciones y la inmunidad. Será interesante en el futuro investigar si el desencadenante del miedo y la ansiedad por la activación de los linfocitos T es simplemente un efecto secundario del proceso, o si hay un beneficio evolutivo de esta adaptación. También nos gustaría examinar más a fondo estos cambios, ya que el bloqueo de PD-1 se está investigando como una terapia contra el cáncer, y es importante entender si esto podría provocar cambios de comportamiento, como por ejemplo, el aumento de la ansiedad».
Referencia: «Metabolic shift induced by systemic T cell activation in PD-1-deficient mice perturbs brain monoamines and emotional behavior», Michio Miyajima, Baihao Zhang, Yuki Sugiura, Kazuhiro Sonomura et al. en Nature Immunology el 23 de octubre de 2017.

sábado, 28 de octubre de 2017

¿Hay alguna relación entre el cáncer y el azúcar?

Los científicos están cada vez más cerca de confirmar el vínculo entre el consumo del azúcar y los riesgos de cáncer. Un reciente estudio comparó el comportamiento de células cancerosas humanas y células de levadura, y aunque los resultados son muy incipientes para confirmar el vínculo, los investigadores consideran que este hallazgo es un paso importante.


Un mecanismo biológico en las células de la levadura podría explicar la relación entre el azúcar y los tumores malignos, según un reciente estudio publicado en Nature Communications.
La investigación, que duró nueve años, podría influir en la medicina y las dietas para pacientes con cáncer, concluyen los investigadores. El estudio inició con la observación cuidadosa de las células cancerosas y su apetito por el azúcar.
Los científicos entienden que las células cancerosas respaldan su rápida reproducción al reconectar su metabolismo para recibir glucosa, fermento y lactado.
Por el contrario, las células sanas continúan con la respiración normal, un proceso en el que toman glucosa y la descomponen en dióxido de carbono y agua.
Este “cambio de las células cancerosas de respiración a fermentación es algo que fue descubierto por Otto Warburg, un bioquímico alemán, hace 70 u 80 años”, afirma el microbiólogo Johan M. Thevelein, autor principal del estudio y profesor en KU Lovaina en Bélgica. Es conocido como “el efecto Warburg”.
La fermentación del azúcar a ácido láctico produce aproximadamente 15 veces menos energía que la respiración de azúcar, destaca Thevelein. Sin embargo, las células cancerosas “crecen mucho más rápido que las células normales y, de hecho, la levadura se reproduce incluso más rápido cuando fermenta”, aseguró.
“Esto es raro”, afirma y plantea una pregunta importante: ¿es el efecto Warburg un síntoma del cáncer o una causa?
Buscando una respuesta, Thevelein y sus colegas experimentaron con células de levadura ya que, al igual que las células cancerosas, se sabe que favorecen la fermentación sobre la respiración.
Los investigadores encontraron un componente intermedio que es un “potente activador” de la proteína RAS. RAS es un protooncogen: un gen que codifica proteínas que ayudan a regular el crecimiento y diferenciación celular. Los protooncogenes pueden convertirse en oncogenes o genes cancerígenos cuando se producen mutaciones. Muchos tumores presentan formas mutadas de las proteínas RAS, afirma Thevelein.
El nuevo estudio, entonces, revela “un circulo vicioso”, asegura.
A medida que el azúcar se descompone en las células, el compuesto intermedio activa la proteína RAS y esto a su vez estimula la proliferación celular, explica.
Este ciclo visto en las células de levadura podría ayudar a explicar la agresividad del cáncer.
“Muy interesante”, asegura la doctora Jennifer Ligibel, presidenta del comité de balance de energía de la Sociedad Americana de Oncología Clínica. Con todo, insta a mantener la precaución a la hora de interpretar estos hallazgos.

Fuente: CNN

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domingo, 8 de octubre de 2017

Esta es la cantidad de ejercicio que tenés que hacer por semana para vivir más

Los investigadores descubrieron que cualquier ejercicio sirve para vivir una vida más saludable; desde spinning, zumba hasta ir en bici al trabajo o limpiar tu casa



Es oficial: si querés vivir más, tenés que moverte. Un estudio mostró que la mínima cantidad de ejercicio que necesitás para aumentar tu longevidad es de 150 minutos por semana. Eso quiere decir que con 2 horas y media cada 7 días podrías ganarte unos años más. ¿Pero cualquier ejercicio sirve?
Para los investigadores de la Universidad McCaster si. Puede ser cualquiera: desde spinning, zumba hasta ir en bici al trabajo o limpiar tu casa. Los autores notaron que tanto en los países ricos que toman al ejercicio como algo recreacional como los países más pobres que hacen actividad física en la vida diaria y laboral, los resultados fueron los mismos. Lo importante es llegar a esos 150 minutos.
Los científicos encuestaron a más de 140 mil personas de 35 a 70 años de 17 países para saber cuántos minutos le dedicaban a la actividad física por semana. Después de 6 años, los investigadores se volvieron a contactar con los participantes para saber cómo estaba su estado de salud después de la encuesta.
Los resultados fueron contundentes. Las personas que ejercitaban el mínimo de tiempo tenían un 28% menos de probabilidad de morir y 20% menos de sufrir una enfermedad cardíaca. Para los que ejercitaban 750 minutos (12.5 horas) el panorama era mejor: tenían un 40% menos de probabilidad de sufrir un ataque cardíaco. Estos resultados siguen al pie de la letra las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
"El movimiento es movimiento. No es necesario que sea muy duro o que necesites reorganizar tu vida para hacerlo. Siempre le digo a la gente que se puede despertar 30 minutos antes e ir al trabajo caminando para empezar. Subir las escaleras o estacionar más lejos también ayuda. Son dos minutos de acá y 5 de acá pero todo suma", dijo a Huffpost el entrenador Josh Carter.

Maneras baratas de llegar a los 150 minutos por semana
1.- Cortar a la mitad el horario de almuerzo y bajar la comida dando una vuelta a la manzana.
2.- En vez de ver un capítulo tras otro de tu serie favorita, mirá uno solo y aprovechá para salir a caminar un rato.
3.- Sacá a tu mascota más seguido, ¡los dos pueden hacer ejercicio!
4.- Conseguí un compañero de gimnasio
5.- Caminá, agarrá la bici o corré hasta tu próximo evento. Según el estudio, el ejercicio más beneficioso es aquel que entra en la categoría de "transporte activo". Puede ser cuando vas caminando al subte para ir al trabajo o cuando cambias el colectivo por la bici.

Fuente: Diario ¨La Nación¨
http://www.lanacion.com.ar/2068843-esta-es-la-cantidad-de-ejercicio-que-tenes-que-hacer-por-semana-para-vivir-mas


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martes, 3 de octubre de 2017

Una mala mordida se asocia con mal control de la postura y el equilibrio

Desde hace unos años, existe un creciente interés médico en corregir el contacto imperfecto de los dientes para evitar así problemas como dolor mandibular, diastemas o apiñamiento. Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores españoles concluye que la oclusión dental se relaciona también con el control de la postura y el equilibrio.  


A pesar del tecnicismo, el término oclusión dental está cada vez más en la cabeza de muchos pacientes tras una simple visita al dentista. En las consultas se diagnostican problemas relacionados con una mala mordida, tales como desviaciones de la línea media, diastemas, apiñamiento, mordida cruzada y dientes ausentes.
La oclusión dental no es ni más ni menos que el contacto que se establece entre los dientes superiores e inferiores al cerrar la boca. Pueden encontrarse perfectamente alineados o presentar alteraciones a distintos niveles.
Dos nuevas investigaciones, llevadas a cabo en colaboración entre el departamento de Fisiología de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Innsbruck (Austria), confirman una relación menos obvia entre una mordida imperfecta y el control de la postura.
Otro dato a destacar es que aunque esta relación pueda resultar estadísticamente baja, está aumentada cuando existen condiciones de fatiga en la persona, o cuando se dan condiciones de inestabilidad. 
“Cuando existe una mala oclusión, esta se clasifica por criterios establecidos científicamente. Lo relevante en el estudio es que se ha relacionado además con diferentes alteraciones motoras y fisiológicas”, explica a Sinc Sonia Julià-Sánchez, autora principal de los trabajos e investigadora en la institución catalana. 
Ambos estudios, cuyos resultados han sido publicados en Motor Control y Neuroscience Letters, aportan datos concluyentes de que con la corrección de diferentes mal oclusiones, llevando la posición mandibular a un punto neutro, se mejora el control postural tanto en equilibrio estático como en dinámico.
En el día a día esta relación no se aprecia tan directamente en condiciones estáticas, aunque pueden existir condiciones asociadas a patologías, como la obesidad, que agraven la inestabilidad corporal empeorando el control de la postura e incrementando el riesgo de caídas.
En deportistas, esta relación puede ser determinante tanto en el rendimiento final como en la prevención de lesiones como torceduras, distensiones y fracturas, por desequilibrios inesperados a medida que la fatiga es mayor y la capacidad de respuesta motora disminuye.
“Por ello, sería útil que tanto la población general como los deportistas valoren la posibilidad de corregir la oclusión dental para mejorar el control de la postura, evitando así posibles caídas o desequilibrios debido a una falta de reacción del sistema motor”, añade Julià-Sánchez. 
Influencia recíproca
“El control de la postura es el resultado de un complejo sistema que incluye diferentes componentes sensores y motores que provienen de la información visual, somatosensorial y vestibular”, explica la experta.
En los últimos años ha crecido el interés científico por la relación entre el sistema estomatognático (el conjunto de órganos y tejidos que permiten comer, hablar, masticar, deglutir y sonreír) y el control de la postura.
El vínculo puede tener una explicación neurofisiológica. Existe una influencia recíproca entre el nervio trigémino y el núcleo vestibular –responsables de la función masticatoria y el control del equilibrio respectivamente–, y también entre los músculos masticatorios y cervicales.
Esta influencia explicaría que las maloclusiones dentales perjudiquen el control de la postura. Pero hasta ahora las investigaciones no habían conseguido ser concluyentes.
“El problema principal deriva de que la mayoría de estos estudios habían valorado el equilibrio de manera estática y en condiciones de total estabilidad, lo que en la práctica tiene poca aplicación real sobre el control de la postura en acción”, apunta Julià-Sánchez.
En un primer estudio se tuvo en cuenta el tipo de oclusión dental y si había existido un tratamiento de ortodoncia previo. Los resultados mostraron que las alteraciones en la alineación de los dientes se relacionaban con un peor control del equilibrio estático.
El segundo trabajo valoró el tipo de oclusión dental, el control de la postura y la fatiga física para analizar la posible relación entre estos factores. El análisis mostró que el equilibrio mejoraba cuando las maloclusiones se corregían, y que estas influían más en el control de la postura en condiciones de fatiga que en reposo.
“Cuando los sujetos estaban cansados equilibraban peor tanto en condiciones estables como inestables. En condiciones estáticas, el factor que influyó más en el desequilibrio fue la fatiga. Por el contrario, en condiciones de máxima inestabilidad, se apreció una relación significativa entre agotamiento y oclusión dental”, concluye Julià-Sánchez.
Fuente: http://www.agenciasinc.es